Mide tus deseos, pesa tus opiniones, cuenta tus palabras.
La libertad dijo un día a la ley: "Tú me estorbas." La ley respondió a la libertad: "Yo te guardo."
No tengas más que una mujer y un amigo. Las fuerzas del cuerpo y del alma no toleran más.
No temas morir. La muerte no es más que una parada.
Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres.
Si sufres injusticias, consuélate, porque la verdadera desgracia es cometerlas.
Nada perece en el universo; cuanto en él acontece no pasa de meras transformaciones.
Entre dos hombres iguales en fuerza, el que tiene más razón es el más fuerte.
Economizad las lágrimas de vuestros hijos a fin de que puedan regar con ellas vuestra tumba.
El hombre es mortal por sus temores e inmortal por sus deseos.
Ayuda a tus semejantes a levantar su carga, pero no a llevarla.
El orden es el más hermoso ornamento de una casa.
El hilo de la vida se aflojaría si no fuera mojado con algunas lágrimas.
Escucha, serás sabio; el comienzo de la sabiduría es el silencio.
Prefiere el bastón de la experiencia al carro rápido de la fortuna. El filósofo viaja a pie.
Elige la mejor manera de vivir, la costumbre te la hará agradable.
El silencio es la primera piedra del templo de la filosofía.
Si se os pregunta: ¿qué es la muerte?, responded: "la verdadera muerte es la ignorancia". ¡Cuántos muertos entre los vivos!
Con orden y tiempo se encuentra el secreto de hacerlo todo, y de hacerlo bien.
No se debe abandonar el puesto sin permiso de aquel que manda. El puesto del hombre es la vida.
El alma es un acorde; la disonancia, su enfermedad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario